¿Tienes abogado?

¿Tienes abogado?

Puede que esta pregunta te sorprenda si nunca te has visto involucrado en problemas legales. Pero lo cierto es que, más que seguro, en más de una ocasión has llevado a cabo tramites que hubieran necesitado asesoramiento legal o has tenido problemas que podrían haberse evitado con un buen asesoramiento previo.

¿Cuándo?

Sin ir más lejos, en el momento de firman un pacto privado, cuando queremos alquilar o comprar un piso es realmente importante revisar todos los puntos del contrato ya que en el momento en que surgen discrepancias o queremos acabar con el mismo surgen una avalancha de problemas o cuestiones que realmente se podrían haber solventado con una única consulta legal con un abogado.

Cuando somos nosotros los propietarios y tenemos problemas con los inquilinos la forma de evitarlo previa a la firma del contrato o posteriormente solventar dichos problemas.

Cuando tenemos un accidente de trafico en el que no queda claro el causante o el cómo de lo sucedido o simplemente una multa o control de alcoholemia o drogas que de positivo.

Cuando recibimos una herencia y no sabemos cómo o cuando aceptarla para obtener mayores ventajas fiscales y no cargar con las deudas del difunto.

Cuando tenemos previsto casarnos, pactos previos o en crisis matrimoniales respecto al asesoramiento previo al divorcio posibles vías de solución a través de mediación o separación o divorcio, tanto judicial como notarialmente. También cuando dudamos si establecerse como pareja de hecho o matrimonio.

Cuando queremos regularizar nuestra situación, en caso de extranjeros, en España o simplemente queremos traer familiares o contratar extranjeros.

Cuando queremos cancelar antecedentes policiales o penales que, aunque de momento no afecten, siguen allí ocasionando problemas en el momento de renovar residencia, pedir la nacionalidad, una simple licencia de caza o para poder trabajar en un banco o en la enseñanza.

Y así, una larga retahíla de situaciones que precisan de la intervención de expertos o, por lo menos, la consulta.

Supongo que tras estos ejemplos comienzan a venir a la cabeza otros muchos, así como la inevitable idea de que es imprescindible dejar este tipo de tesituras a un profesional en derecho en el que podamos confiar plenamente. Porque, nadie dejaría sus asuntos personales, o los de su empresa, en manos de cualquiera.